
El lunes los encargados del lugar encontraron al animal aullando de dolor, por lo que avisaron a una asociación en defensa de los animales quienes lo trasladaron a una veterinaria donde mas tarde murió.
Federico Bonino el veterinario que lo trató afirma que «el perro estaba deshidratado y en muy mal estado, con una insuficiencia renal grave». Collie, que era su nombre, «fue rehidratada y pudimos compensar sus constantes, pero durante la noche sufrió dos convulsiones y finalmente tuvo una muerte con dignidad».
A pesar de los intentos de la familia de llevarse al animal a casa no hubo forma, ya que siempre volvía a la tumba de su difunto dueño.
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